Efectivamente, las leyes están para ser cambiadas cuando no responden al objetivo para el que fueron proclamadas, a saber, la defensa de la dignidad humana y del bien de las personas. Puestos a cambiar la ley habrá que prever mayores responsabilidades si la quebrantan servidores públicos, que están para defender a los ciudadanos. A ellos se les exige, más que a otros, no sólo que sean buenos, sino que lo parezcan, o sea, que den ejemplo. Y algunos lo han dado, lo siguen dando. En todos los colectivos hay personas de bien, personas que se limitan a cumplir y personas que deshonran al colectivo.
Uno de los motivos de considerar el delito como abuso sexual y no como violación ha sido que la víctima, al parecer, no ofreció mucha resistencia. A propósito del grado de resistencia me cuentan algo significativo: a las cooperantes de las ONGs se les indica que ante una agresión o violación no opongan resistencia, porque en caso contrario las matan directamente. Alguien ha ofrecido esta reflexión: “esta sentencia manda un mensaje muy claro. Ante estos casos elegid entre muertas o humilladas por la justicia”.
Una de las reacciones más llamativas ha sido la de las monjas carmelitas descalzas de Hondarribia. Las monjas son mujeres. Y las de Hondarribia han demostrado una buena sensibilidad social, propia de monjas del siglo XXI. También violan a monjas en misiones. Hoy en día, ni siquiera los conventos son seguros. Fuerzan sus puertas y entran a robar con evidente peligro de sus moradoras.
Me parece necesario que familias y educadores ofrezcan a las jóvenes generaciones una adecuada educación sexual. Algunos hoy lo mezclan todo: pornografía, violencia, alcohol, afectividad. Hay un fenómeno actual extendido entre adolescentes (y entre adultos), signo del relativismo de los afectos, que promueve la cosificación del otro e implica una incapacidad para el compromiso: el “poliamor”, en realidad, el “polisexo”. A veces, he pensado que el sexo es un mal sucedáneo del amor. En el contexto del amor, la sexualidad resulta más humana, humanizadora y gratificante.