Manuel Ogalla, CMF
Misionesro Claretiano, Harare (Zimbabue)
Son muchas, a veces incluso demasiadas, las tareas apostólicas que tenemos entre manos, las entrevistas y reuniones a menudo tediosas, las responsabilidades y decisiones que descansan sobre nuestros hombros o las demandas adheridas a nuestro trabajo pastoral. Quizás como consecuencia de nuestra —en general— elevada autoexigencia y nuestro —bastante extendido— celo apostólico (ese que asiduamente nos consume), no son pocas las ocasiones en las que la carga de trabajo nos acompaña más allá de un simple horario laboral, de un despacho, un aula o una parroquia.
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