A su paso por Madrid desde Roma, de donde venía de celebrar el Jubileo de los Obispos, el prelado argentino y religioso claretiano nos recibe prodigando familiaridad, la misma que sueña para toda labor evangelizadora. “Deseo que la Iglesia recupere la importancia de sentirse pueblo”.
Mons. Juan José Chaparro, cmf:
Ignacio Virgillito
Oficina de comunicación de la Prov. Claretiana de Santiago
Obispo y misionero. ¿Cómo conjugar ambas realidades?
Ser misionero es lo que ha iluminado toda mi vida, un regalo que se extiende desde que mi vocación tomara cuerpo en la congregación de los claretianos hasta la encomienda que la Iglesia me confió nombrándome obispo, cosa que, por otra parte, nunca llegué a pensar que podría suceder. Pero si hago memoria y repaso mi vida, me doy cuenta de que desde joven me entusiasmó la idea de ser misionero como aquellos que se fueron cruzando en mi camino, al paso por mi pueblo en el interior profundo de Argentina, e incluyendo, cómo no, a san Antonio María Claret, fundador del instituto al que pertenezco. De hecho, creo que su ejemplo es el que me ayuda a responder positivamente, depositando la confianza en Dios y sabiéndome respaldado por la Iglesia. Para mí, esta es la síntesis de la vida de cualquier misionero. También de mi vida.
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