ASCENSIÓN

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blog-tombi“Id al mundo entero y anunciad la Buena Noticia a todas las gentes”. Estas son las palabras de Jesús antes de partir al Padre. No es una despedida, Jesús se queda de múltiples formas, sobretodo en los sacramentos y en el gran sacramento del ser humano, sobretodo en los más pequeños.

Pero también es el comienzo de un nuevo tiempo, de un personaje tantas veces olvidado: el Espíritu. No es solo tiempo de Iglesia como institución, sino de Reino en realización. Y una realización que no es solo nuestra, sino que depende de un dinamismo de brisa suave o de viento impetuoso que abre las puertas cerradas por el miedo o la vergüenza. Miedo y vergüenza a anunciar esa Buena Noticia que se anuncia a los pecadores, a los olvidados, a los que no cuentan… Para decirles que en Dios son no solo importantes sino también preferidos, mimados, bienaventurados. Palabras de salvación y no de condena que van acompañadas de gestos o, mas bien, gestos que hablan por sí mismos, en ese lenguaje abierto y tierno y a veces duro y brisa suave y de viento fuerte que abre puertas cerradas por el miedo y la vergüenza de no poder decir que el ser humano es la gloria de Dios.

Tiempo abierto y de regalos de gestos que hablan misericordia y belleza, de Reino que no es institución sino libertad de amante y amada, de Espíritu.