Toda carne

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En este segundo domingo de adviento Isaías y el Bautista nos invitan a prepararnos, pero sobretodo a dejarnos preparar.

Quien hace desaparecer los obstáculos físicos del camino no somos nosotros. Es el mismo Dios que está viniendo quien se encarga de ello.

Nosotros escuchamos a enviados que claman en desiertos, a hombres y mujeres que nos indican con sus vidas por dónde anda el Enmanuel (suelen habitar en los márgenes)

Pero es el mismo Dios quien nos muestra su salvación, quien enseña a todos a saborear la gratuidad de lo que no nos pertenece pero que sí se nos entrega.

Y la forma de describir este acontecimiento, que se da en la historia (también en nuestra historia) “, es muy hermoso: “Toda carne verá la salvación De Dios”. No como imposición sino como regalo.

A disfrutarlo.