Por ello Jesús aclara que su Reino no es de nuestro mundo. No funciona a la manera de los grandes o pequeños “reinos” actuales. No es mercado, no es explotación o ganancia a toda costa. No es explotación o depredación.
El Reino que ya es realidad y que se nos propone va más por la vereda del perdón, de la gracia, de lo que se da gratis porque gratis nos las han regalado. Un Reino del cuidado mutuo, de la ciudadanía ampliada y sin fronteras, de lo global que se hace carne en lo concreto y cotidiano.
Otro Reino…