No estamos lejos

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Nos encanta preguntar. Unas veces por curiosidad, otras por necesidad, otras por pasar el rato.

También nos encanta hacerle preguntas a Dios, de todo tipo. Unas de las que ya sabemos la repuesta, otras que nos inventamos la respuesta y otras que ni siquiera esperamos respuesta.

Pero hay preguntas que son fundamentales y que todos nos hacemos en un momento de la vida. La del escriba del evangelio es de esas que ya sabes la repuesta pero que no siempre alcanzamos a hacerla realidad. Amarás a Dios, amarás al prójimo como a ti mismo.

Unidas indisolublemente. Entrelazadas para siempre en todo lugar. Y ante la pregunta también oímos la respuesta de que no estamos lejos del Reino de Dios. Que los sacrificios ya no tienen ningún sentido dentro de esta nueva esfera de relaciones en la que Dios y el ser humano son intercambiables.

Tan hermoso para creer y tan difícil de realizar en el día a día. Pero pese a las dificultades y a los tropiezos siempre podemos escuchar: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y no lo estamos, casi siempre no lo estamos.