RECUPERAR LA VISIÓN TEOLÓGICA (II)

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(Rino Cozza). Desde esta conciencia, han nacido providencialmente, a partir de la mitad del siglo XX, las nuevas formas discipulares, conscientes de que, para ser modelo y ejemplo del Evangelio para nuestros días, se debe volver a vivir, expresamente para hoy, la primitiva experiencia cristiana, con ese compromiso, pero también con esa ligereza originaria que se entrevé en las palabras del Maestro: el Sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado; de nuevo está la invitación a no crear fardos religiosos que ninguno puede llevar (Mt 23,4-23).

Estas nuevas formas de vida evangélica son atractivas porque expresan una misión fuerte sin el peso de estructuras engorrosas, a diferencia de las anteriores, prisioneras del «hacer cuadrar servicios y recursos físicos y mentales, más que de la cualidad de la vida evangélica»1.

Dada esta situación, la teología no puede permitirse infravalorar el desafío de la crítica ética que occidente hace tiempo que ha dirigido al cristianismo; debe, en primer lugar, repensar qué es lo principal de la consagración. En el tiempo pasado no se ha encontrado nada mejor que los votos para expresar el seguimiento «diferente» de Cristo. Ahora, sin embargo, la comisión teológica de la Unión de Superiores Generales, dijo ya en diciembre de 2002: «podemos preguntarnos si la tríada clásica de los consejos evangélicos expresa adecuadamente el seguimiento evangélico de Jesús en las diversas culturas y en nuestro tiempo»2. Y después continuaba: «Hoy nos sentimos libres de traducir nuestro compromiso particular en términos de alianza, en categorías más cercanas al ser humano de nuestro tiempo, globalizado y pluricéntrico: compasión, no violencia, paz, respeto por la creación, compromiso por la vida, seducción del absoluto, opción por los pobres, fraternidad universal, etc., todo ello puede expresar con un acento nuevo aquello que hoy implica la vida consagrada»3.

La vida religiosa no debe, por tanto, tener miedo de tomar distancia de sí misma, de un cierto estilo, de un lenguaje determinado, de un universo conceptual, de aquella idea sobrevalorada de sí que la quiere fiel a una imagen que ya no se mantiene. Para ello, deben privilegiarse las preguntas más que las respuestas captadas por ese saber que no requiere reposicionamientos cognitivos y emocionales.

 

1 Assemblea Naz., USMI 2005.

2 Commiss. teologica dell’unione Superiori Generali, Verso una comunione pluricentrica e interculturale, dic 2000, pag. 38, n. 57. Nello stesso testo e stessa página si dice inoltre: “Sappiamo che questa triade è nata agli inizi del secondo millennio (a partire dal 1200) e non è assunta attraverso i voti da tutti gli Istituti. Possiamo quindi chiederci se la categoria stessa di voto sia ancora significativa e se non si debbano forse trarre dagli stessi vangeli e dal Nuovo Testamento le categorie esplicative e fondanti di questa forma di vita e permettere che, dopo, esse siano rivestite degli elementi propri delle diverse culture”.

3 Ib. pag. 50 n. 82.