PARA TRABAJAR LA ESPERANZA

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1. ORACIÓN DE ESPERANZA
Señor, el mundo no es hermoso del todo.
Los hombres tienen hambre, muchos de pan
pero todos de ternura, de amistad y de amor.
Los hombres mueren por falta de razones
para vivir,
los hombres mueren porque les falta
la esperanza.
No es precisamente oro y plata lo
que esperan de nosotros.
Ellos quieren que les digamos quiénes son,
de dónde vienen, por qué viven, a dónde van.
Ellos esperan oírnos decir que su vida es útil,
que toda vida merece ser vivida.
Señor, yo quisiera decir a todo el mundo,
al paralítico, al humillado, al cojo, al herido:
“Empieza a vivir, a creer, a esperar.
Camina, salta, tú puedes danzar de alegría”.
Yo quisiera devolver la fuerza
a las manos cansadas,
y la fortaleza a las vacilantes rodillas.
Yo quisiera luchar, con todos los hombres,
para que el desierto de esta mundo se convierta en un jardín,
y los hombres puedan, sobre la tierra,
experimentar la ternura de Dios.
Yo quisiera… Y ¿por qué no lo hago, Señor?
Tengo miedo: miedo de luchar, de darme,
miedo de malgastarme.
Despiértame, Señor, renuévame.
Dame tu Espíritu, que se apodere de mí.
Entonces, en tu nombre, repartiré
esta esperanza, que es la nuestra.
( P. Grostefan)

2. SIETE ROSTROS DE LA COMUNIDAD
La comunidad cristiana nace de la resurrección de Jesús por la fuerza del Espíritu. Al mismo tiempo que se construye como comunidad apostólica y fraterna, va penetrando en la nueva presencia del resucitado en medio de ella.
En el siguiente texto se describen los dinamismos que construyen una comunidad. Lo ofrecemos aquí como un espejo en el cual contemplar y contrastar la propia experiencia de comunidad fraterna. Se puede utilizar:
Hacer una lectura en comunidad.
Tras un tiempo de reflexión personal, cada uno comparte cual de estos rasgos le parece más relevante en este momento de su vida.
Cada uno comparte en qué rasgo de los descritos cree que se necesita y se puede mejorar.
NOS ACOGEMOS
Darnos la experiencia de ser amados y valorados, de seguridad emocional. La escucha y la confirmación son indispensables para la acogida. Al hacer la profesión religiosa nos unimos a un grupo de personas con un proyecto de vida y misión, autentificado por la Iglesia. La comunidad es lugar de perdón y de fiesta.
NOS DESAFIAMOS
Somos estímulo y ayuda para el crecimiento del otro; nos ayudamos a caminar hacia nuestro sueño vocacional, a la realización de nuestras aspiraciones profundas. En la comunidad las personas somos como espejos unos para otros. Nos confrontamos. La fuerza del ejemplo activa la comunidad.
NOS ACOMPAÑAMOS
Ser fiel consiste en retomar el camino de forma constante. Hacemos una profesión definitiva o perpetua. La comunidad requiere paciencia, apoyo, y animación mutua. Requiere dinamismos y objetivos comunes y claros.
GESTIONAMOS NUESTRAS DIFERENCIAS
Somos diferentes. Cada uno tenemos nuestros dones y nuestros límites. Necesitamos de los demás. Juntos vamos escribiendo nuestra creyente biografía comunitaria y nuestro servicio a la misión congregacional. Pero todos somos imperfectos y tenemos nuestros puntos débiles. No somos una comunidad ideal. Aprendemos a cultivar una espiritualidad para caminar en la imperfección.
NOS AYUDAMOS A DESARROLLAR NUESTRO POTENCIAL
Compartimos nuestra vida en sus buenos y malos momentos. Vivimos en pertenencia; nos dejamos afectar unos por otros, creamos lazos; vivmos nuesta necesidad de intimidad y de afecto. Gracias a la comunidad somos llamados a superarnos. El proyecto común nos mantiene despiertos y esperanzados.
NOS ABRIMOS A TODOS
En la comunidad convivimos distintas generaciones y culturas; no nos valoramos por lo que sabemos, por lo que ganamos, por los roles o funciones; no nos valoramos por lo que hacemos. Intentamos vivir una comunidad de amor fraterno en la cual cada persona puede llegar a ser sí misma.
RECONOCEMOS NUESTRAS RAÍCES, VIVIMOS NUESTRA MISIÓN
Somos comunidades de seguidores de Jesús. Nuestra inspiración evangélica es, como yo os he amado“. Nuestra vida es signo de la presencia de Cristo; es memoria de su forma de vivir y ser Hijo de Dios. Formamos parte del cuerpo de Cristo.

3. PARA LA REFLEXIÓN SOBRE LA ESPERANZA PERSONAL
El cuestionario siguiente se puede emplear para discernir y reavivar la esperanza personal. Se puede elegir alguna de las preguntas que más resonancia tenga en el momento de trabajar, reflexionar sobre ella, responder individualmente (preferiblemente por escrito). Dedicarle tiempo y atención. Es poco útil responder a muchas preguntas de manera superficial. Es más conveniente prestar toda la atención a una pregunta.“Dios no llama a los más capacitados, sino que capacita a los llamados”1. Durante la vida usamos sólo una pequeña parte del potencial de nuestra mente y nuestra afectividad: ¿qué tengo todavía sin desarrollar?
2. ¿En qué medida me siento auto-realizado?
3. ¿En qué me siento desilusionado y frustrado o incluso “quemado”?
4. ¿Estoy convencido de que soy responsable de mi vida?
5. ¿Qué hay en mí con ganas de vivir?
6. ¿Qué deseo vivir realmente en el futuro?
7. ¿Creo que puedo conseguir lo que realmente deseo?
8. ¿Vivo la vida que quiero y deseo vivir?
9. ¿Creo que puedo cambiar, que soy capaz de cambiar, que quiero cambiar?
10. Actualmente entendemos que la formación dura toda la vida, ¿creo que puedo aprender y experimentar sorpresas en mí mismo? ¿Creo que ya lo tengo todo aprendido?
11. ¿Creo que puedo mejorar la calidad y la hondura de mi esperanza religiosa?
12. ¿Qué necesito para desarrollar más los dones y carismas personales que el Espíritu de Jesús resucitado ha puesto en mí?
13. ¿Qué llamadas experimento en este tiempo pascual con más insistencia de parte de Dios?:
– Más oración personal
– Más contacto con la Palabra de Dios en la Escritura.
– Más creatividad pastoral.
– Más renovación en la formación personal.
– Más apertura a lo nuevo en mi vida, en la comunidad, en la sociedad.
– A renovar mi preparación pastoral.
– Más presencia activa en la comunidad fraterna.
– Más confianza y valoración de lo que ya estoy viviendo y haciendo.

4. RELAJACIÓN Y ESPERANZA PERSONAL
Este ejercicio de síntesis sobre la experiencia personal está pensado para hacerlo en grupo, en un clima de relación e interiorización. Es un lenguaje muy adecuado para tomar conciencia del clima esperanzado y positivo con que cada uno está viviendo los momentos en que se proponga el ejercicio.
ME MIRO A MÍ MISMO/A
Suavemente voy contemplando mi rostro en el espejo de la fantasía, caigo en la cuenta de mi reacción espontánea, ¿Qué pasa por mi cabeza? ¿Cuáles son mis pensamientos espontáneos? ¿Qué pasa por mi corazón en forma de sentimiento de aceptación o rechazo?
Trato de mirarme con amor, con ternura, de acoger lo que expresa mi cara; caigo en la cuenta de la expresividad de mi rostro, a través de mi rostro se expresa la interioridad de mi vida, caigo en la cuenta de lo que trasparenta, de lo que irradia mi rostro: dureza, cansancio, ternura, enfado, agresividad, paz, serenidad. Esa persona que estoy viendo en el espejo de mi fantasía soy yo mismo. Tengo el encargo de conocerme, amarme, hacerme feliz, hacerme libre. Trato de aceptar mi propia vida con el paso del tiempo que ha ido dejando su marca en mi rostro, en mi mirada, en mi historia.
ME MIRO A TRAVÉS DE TU MIRADA
Caigo en la cuenta de que soy la persona que soy gracias a la mirada de amor que mis seres queridos tuvieron y tienen sobre mí. Me dejo mirar por tu mirada de alegría, de interés por mí, de cariño, de aceptación. Ellos ven en mí dones que yo no veía, descubren y suscitan en mí energías que yo ignoraba que estuvieran dentro de mí. Suscitan lo mejor de mí mismo, tienen poder para transfigurar mi rostro con tu ternura y tu presencia.
ME MIRO A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LA COMUNIDAD
He llegado a ser la persona que soy ahora gracias a otras muchas personas. Ellas forman parte de mi vida. La mirada de ternura de cada persona, tal vez alguna mirada de enfado y de cólera, se ha grabado en mi memoria personal. Recuerdo las fotos que llevo en mi cartera, repaso mentalmente sus rostros. Soy lo que soy gracias a las personas que me miran con ojos de amor; entre ellas están personas de la comunidad actual, para ellas mi vida/nuestra vida es significativa, ellos esperan de mi, ellos cuentan con mi presencia, mi ayuda.
ME MIRO A TRAVÉS DE LA MISIÓN
Quiero dejarme mirar ahora a través de los ojos de la gente que gracias a mí/a nosotros encontrarán un nuevo sentido para su vida cristiana, no conozco su rostro ni su mirada, pero sé que su felicidad está vinculada a mi respuesta, sus ojos me piden que no 
me guarde el regalo que he recibido, que mi vida sea una buena noticia, una profecía en acción. Sentir su mirada sobre mi vida me recuerda que soy/somos mediación, que nuestra vida tal vez sea la palabra de amor y de esperanza que cambie su vida. Dejo que resuene en mí el gesto, las palabras, tal vez el llanto de personas que han confiado en mí, en nosotros.
Ahora para terminar cierro suavemente los ojos y caigo en la cuenta de los sentimientos que ahora inundan mi paisaje afectivo, doy gracias interiormente por la vida que he recibido y las razones para seguir viendo que tengo cada día.
5. ESPERANZA CONGREGACIONAL
Con este ejercicio se pretende hacer que el grupo reflexione sobre lo que supondría ser miembro de la congregación en sus comienzos y los retos que plantea el seguir con aquel primer entusiasmo en una vida basada en la oración, la vida comunitaria y el servicio.