Es una de las frases claves del evangelio de hoy y la esencia de este Dios: no ha venido a juzgar el mundo sino para que el mundo se salve por Él.
En esta salvación que nos sale al encuentro, encarnada todavía hoy en los más pequeños, en aquellos que parecen irrelevantes, que no cuentan para la sociedad, casi para ninguno de nosotros. Pero ellos siguen siendo imagen de esta Cruz que hoy celebramos.
Es árbol de salvación pero en ellos. En tantos crucificados que no encuentran sentido o que no encuentran trabajo o que no encuentran amor o salud o vida.
Tantos crucificados que son los que deberíamos adorar, árboles que siguen siendo salvíficos.
Por ello esa cruz que celebramos sigue viva, sigue anhelando resurrección, sigue moviendo a millones de personas que entregan su vida por los que más sufren.
Y lo más increíble de todo es que ellos y ellas, los que siguen ahí clavados, cruces vivas, son camino de salvación. Es más, ellos son salvación.
Crucificados que para muchos pasan desapercibidos o no los quieren ver, pero que son infinita fuente de salud.
Feliz fiesta de tantas cruces, Cruces vivas, cruces que dan vida.
Venir a salvar
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