Otro día me dijiste: “el tiempo nos dice quién realmente nos ha amado y nos ama”. Te respondí: en efecto, sólo los amores que duran son verdaderos amores. Los que son capaces de atravesar desiertos y tempestades, los que se mantienen a pesar de las inevitables dificultades, esos son los buenos amores. Los que sólo duran un tiempo, son amores interesados. Cuando desaparece el interés, desaparece el amor. Por eso, sólo duran un tiempo.
Fui a visitar a amigo enfermo. Me quedé triste. Al ver tantos aparatos a los que estaba conectado, pensé: “lo que estamos haciendo es prolongarle la vida unos días”. Me respondí a mí mismo: claro que sí, pero un segundo más al lado de las personas queridas es un segundo lleno de sentido. Por eso cada segundo de vida vale la pena. Vale más que todo el dinero del mundo, porque la vida vale por sí misma.