Nacer, como nosotros, en infinita fragilidad cuidada y amada.
Sentir, como nosotros, el primer aire que entra en sus pulmones.
Ver, como nosotros, con los ojos cerrados, aún sin estrenar, el murmullo de los astros y el silencio de las sonrisas.
Tocar, como nosotros, con los deditos sin estrenar, la piel de su madre y de José. La piel que siempre nos envolverá eternamente.
Percibir, como nosotros, el frío de la noche en un establo (nosotros en tantos lugares), pero sabiendo que el calor es lo más profundo de Dios en esa carne suya ya para siempre nuestra.
Latir, como nosotros, en su corazón los millones de nombres nacidos y por nacer. Y en ese hueco, casi nada de recién nacido, estar la humanidad entera y la creación anhelando más Vida.
Feliz nacimiento