(Montserrat del Pozo). Aunque ya hace años, no se me ha olvidado la recomendación del entrenador de tiro con arco. Nos dijo “apunten siempre más alto de donde está la diana, porque la flecha que lanzan tiende a bajar durante su recorrido por distintas razones” que nos justificó desde la fuerza del aire y otras que he olvidado. Muchas veces he comprobado que ante cualquier proyecto, hay que apuntar siempre más alto. Precisamente porque son muchas las capacidades de cada persona y porque no siempre es fácil llevar adelante todas las posibilidades de crecimiento de cada alumno, en educación hay que apuntar y enseñar a apuntar siempre más alto.
Afortunadamente ya es habitual hablar, sin miedo, de excelencia al referirse a la educación. Promoverla es una consecuencia inmediata de la valoración de cada alumno, del respeto a la diversidad y de la consideración de que cada persona posee Múltiples Inteligencias, Competencias y Capacidades peculiares, propias, distintas y la educación es la que debe facilitarle su pleno desarrollo.
Apuntar alto, educar para la excelencia, supone conocer bien y querer de verdad a cada alumno para saberle ofrecer los recursos educativos que necesita, con tanta amplitud y profundidad como sus Inteligencias y Competencias le permitan. Al estudiar todas las características y posibilidades del cerebro humano, muchas veces se destaca que no desarrollamos todas las posibilidades que ofrece. El profesor es el que sabe ver los grandes objetivos y las mejores posibilidades y es capaz de descubrirlos y valorarlos. Quien se sabe capaz de más y trabaja para conseguirlo fácilmente ayudará a sus alumnos a no quedarse en la mediocridad, a luchar por alcanzar la excelencia.
Cuanto más confíe el profesor en sus alumnos más posibilidades tendrá el alumno de alcanzar la excelencia. Cuán convencido me lo decía un profesor de una escuela en Loum Ville (Cameroun): “Demos oportunidades, porque todo es cuestión de oportunidades” y yo añadiría oportunidades para llegar a grandes objetivos, oportunidades para conseguir los mayores logros, para llegar a la excelencia.
Jesús Maestro conocía tan bien las grandes posibilidades de toda persona que nos pidió que tratáramos de parecernos al Padre, es decir, que apuntáramos a lo más alto, porque hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Educar en cristiano es enseñar a apuntar muy alto, es recordar la grandeza de saberse hijo de Dios y comprometerse a dar lo mejor de sí mismo por fidelidad a la propia esencia. El ser humano está llamado a trabajar para acercarse lo más posible a su Modelo, es la hermosa tarea de toda la vida, no nos conformemos con menos.