TOMA EL PULSO PARA PONERTE EN CAMINO… (I)

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UN RELIGIOSO JOVEN QUE NECESITA OTRA VIDA… RELIGIOSA

1. LAS MOTIVACIONES DEL CAMINO
Uno empieza algo (un camino) porque quiere empezar una nueva vida. Iniciamos algo que quiere ser nuevo (la vida religiosa) pero lo hacemos en trayectos antiguos (historia, costumbres y modos de nuestra familia religiosa)… el camino existe.
Además, todas las guías apuntan la necesidad de que no es conveniente estrenar calzado para un camino largo… Aunque parezca una contradicción, para hacer un camino nuevo, hay que contar con lo conocido: guías, itinerarios, costumbres…

¿Estás moderadamente contento/a?
¿Has hecho algo nuevo con tu vida?
¿Has inaugurado algo… o estás en un trayecto que te han hecho?

La motivación es la clave. Resumiendo y cayendo en el tópico, uno de los signos de que uno es joven es que tiene ganas de empezar cosas, de hacer algo nuevo. Reeditar cosas sabidas no es para jóvenes.
Cuando se empieza un camino (de Santiago, por ejemplo) son muchas las motivaciones. Todas deben ser tenidas en cuenta. No hay cosas por definición absolutamente buenas y otras absolutamente malas… es otro signo de nuestro tiempo. Pero sí hay una constatación. Uno necesita algo nuevo. Necesita una experiencia que le demuestre que está, que además está vivo… y aún más, que puede empezar algo nuevo.
¿Cómo voy a nacer de nuevo? Decía con honestidad Nicodemo. Es de suponer que este personaje se encontró con el Señor Jesús uno de esos días que uno no está para nada, ni para nadie… ¿Cómo voy a nacer de nuevo? ¿Qué puede empezar de nuevo? De esos días se puede tener alguno, aunque en VR es imposible tenerlos todos.

a. SOMBRA. NADA NUEVO BAJO EL SOL
No se puede estar hablando continuamente de nueva etapa, nueva vida… y en el fondo creer que nada puede cambiar. Una de las preguntas fundamentales en la pastoral vocacional no es cómo son los jóvenes (contamos con abundantes y buenos análisis de la realidad… Si no, qué ofrecemos a los jóvenes de hoy… que no son los de ayer, ni los de hace cinco años.
Una congregación, una orden… por definición es un organismo vivo. Y como tal, crece, se desarrolla y hasta muere. Los signos de vida de una familia religiosa lo marcan sus relaciones comunitarias y su pasión por la misión. Si no hay clima de familia, no se puede esperar que venga vida a la familia. Si una presencia de misión está agotada, hay indicadores que creativamente tenemos que abordar para tirar por otros caminos, abrir puertas, crear espacios…
La vida religiosa no se agotará nunca, algunas familias, si no son capaces de discernir qué es fundamental y qué es accesorio, si.
Hace no mucho, un alumno, en la asignatura de comunidad me decía: esto que hablamos en clase está bien, es lo que buscamos… pero en nuestras casas no hay nada nuevo bajo el sol… Estoy reviviendo exactamente lo que vivieron mis hermanos, 60 años atrás…
Nada nuevo bajo el sol… es frase acuñada por mayores… pero también por jóvenes. Vosotros que hacéis camino nuevo, con algunas actitudes también lo proclamáis. Cuando brota el lamento, cuando te quedas en esto no se puede… o las cosas son así… Estás dando la razón a que efectivamente, no hay nada nuevo y no lo puede haber.
Un camino que tiene trayectoria e historia… no significa que tenga que ser igual siempre. Hay trayectos que la tradición nos dice son de cuesta arriba, y a ti se te presentan los más felices… y a la inversa.
Cuando uno ya no hace camino…sencillamente se deja llevar. Se está pero no se es… No se pierde la motivación, pero se reduce a recuerdo, sin vida.

b. LUZ… AQUELLA APUESTA SIGUE DANDO RESPUESTA

Nos gusta recorrer caminos que sabemos alguien roturó hace siglos… Aquellas motivaciones que a muchos caminantes obligó a empezar un itinerario… nos dan seguridad. Nos invitan. Encontramos en la historia mucha luz y mucha vida que aunque no tiene por qué repetirse, sí nos da fuerza para saber que no estamos solos en el esfuerzo. La comprensión de que aunque el camino sea conocido, yo lo puedo hacer nuevo y mío es un signo de madurez.
La historia no condiciona el futuro y hablando de nuestro don carismático, lo refuerza. Muchas historias de seguimiento que empiezan como algo nuevo, en realidad no lo son… porque sólo usan lo externo de la historia, no el espíritu que la habita. El camino de Santiago no lo hacemos como mujeres y hombres del Medievo, aunque sepamos que el itinerario existe desde entonces. Lo hacemos como mujeres y hombres de hoy… porque esos son los que hoy tienen que caminar.
En la motivación os apuntaba que no es conveniente estrenar calzado… provoca ampollas… Aunque también es necesario tenerlas. Saber qué te duele y por qué. No hay camino de crecimiento sin dolor… éste, como el amor, forma parte de la vida y de la fe.
Estoy convencido de que quien se apunta hoy a la vida religiosa, se apunta no a una vida fácil y regalona… no llega al coro por comodidad, sino por radicalidad. Expresada de otro modo, con otras formas y otros vínculos… Pero hay que dejarla hacerse. Tiene que ser, para que en el futuro, también experimente cómo su historia y esfuerzos, son cambiados por nuevas generaciones de mujeres y hombres que se comprometen en la vida religiosa.
Es una luz, llegar a entender que estamos en un cambio de época… “Es que lo viejo pasó” decía San Pablo. Y en ese cambio de época nos corresponde ser transición creativa y sugerente. Hay edades que no pueden permitirse el lujo de reeditar cosas sabidas, esas edades son las vuestras. Otros compañeros de camino tenemos que estar a vuestro lado, siendo recuerdo, pero sin forzar itinerarios…
Hace poco, celebraba 20 años de la ordenación sacerdotal. 20 años pasan pronto… Para vosotros tardan en pasar… No estáis llamados a esperar 20 años para decidir vuestra vida religiosa, la del siglo XXI… La decidís ya, ahora, hoy. Nuestro verbo es inaugurar.

c. POSIBILIDAD. QUE ES LA ESPERANZA EN ACCIÓN

El camino existe, está y tiene historia… Pero puede haber nuevos caminos también válidos.
• Las familias religiosas están haciendo un esfuerzo enorme – no sin resistencias – en aspectos que ayer parecían sueños: nuestros colegios y hospitales dirigidos por laicos; pastoral coordinada con otros estados de vida; revisión de posiciones que nos parecían imposibles porque llevábamos años o siglos en un sitio… nuevas presencias a la intemperie… Un esfuerzo de jóvenes, siendo personas muy adultas… Pero ahora llegáis vosotros, y no podemos parar, no podemos quedarnos… Queda más, hay que iniciar nuevas sendas.
• La razón de vuestra vida no es sólo lo que hacéis… fundamentalmente está en lo que sois: hombres y mujeres apasionados por Jesús… Y esto tiene que incidir, cambiar, sorprender y agitar nuestra sociedad. No es vocación para la dormidera social … ni para el todo vale, sino para la alternativa, la ruptura y el deseo… Al veros, tienen que gritar ( o susurrar) qué locos… no saben que volar es imposible… Pero vosotros sí lo sabéis.
• Hay misiones que se acaban… Nos va a tocar una vida religiosa adulta con nuevas misiones, nuevas presencias. Más desprotegidos, sin fuertes instituciones… Ahí la fuerza tiene que ser la experiencia de comunión en la sencillez de quien lo espera todo porque es pobre.
• Cada uno empezó el camino como lo empezó. Las personas no llegan a las casas en promociones grandes, sino a «cuenta gotas»… Llevamos gérmenes de individualismo, pero gustamos el antídoto de la comunión. Nuestro futuro pasa por una comunidad real y humana… sin frases medidas o gestos calculados. Nuestra misión tiene que ver con la caricia de Dios a la humanidad, ésta se aprende y en la vida compartida.