«MÁS QUE UNA FOTO»

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CarballoJosé Rodríguez Carballo, OFM, Secretario General de la CIVCSVA: “Nuestra vocación es construir puentes”

América Latina tiene una forma especial de acoger y dialogar. José Rodríguez Carballo, Secretario General de la CIVCSVA, lo sabe. La Conferencia de Religiosos del Perú ha celebrado un encuentro con los formandos, ellos y ellas, sus formadores y sus Superiores Mayores el pasado 27 de abril. Un diálogo fraterno con verdades a “quemarropa”. Rotos los formalismos y abiertos a la sinceridad, como el momento requiere.

Prioridad de la formación

Otra forma de celebrar el Año de la Vida Consagrada. Empieza el P. Carballo diciendo que está a gusto… y se nota. Le salen, por los poros, las raíces gallegas de cercanía y normalidad. Con las primeras palabras se gana a un auditorio escandalosamente joven. Son, como tantas veces hemos dicho, el rostro de la vida religiosa de hoy, porque es el de mañana.

Dice José R. Carballo tras expresar su alegría por encontrarse con el auditorio: «Una palabra a los provinciales: si quieren tener futuro dediquen sus mejores fuerzas y sus mejores energías a la formación; si quieren tener un futuro mediocre, pasen de la formación». Y continúa diciendo: «En el tema de la formación no podemos ahorrar ni energías ni personas, si han de gastar dinero, gástenlo en la formación, no en las casas que hoy son y mañana no las tendremos…». Así, sin rodeos, expresa el Arzobispo Secretario de la CIVCSVA, dónde radica lo verdaderamente importante para que la vida religiosa, como signo, tenga vida.

Un proceso gradual y un itinerario armónico

En un tono fraterno y afable el Secretario de la CIVCSVA afirma que sigue siendo valiosa Vita Consecrata porque no ha perdido ni actualidad ni urgencia en este tiempo y esta vida religiosa. Recuerda el P. Carballo cómo en el reciente congreso de formadores en Roma, hubo una coincidencia generalizada entre los ponentes remitiéndose a esta Exhortación, lo cual no solo es bueno, sino que indica que hay consenso de «por dónde se debe ir». El n. 65 de la Exhortación nos recuerda: «Se trata de un itinerario de progresiva asimilación de los sentimientos de Cristo hacia el Padre. Siendo éste el objetivo de la vida consagrada, el método para prepararse a ella deberá contener y expresar la característica de la totalidad». Y este proceso tiene que tener en cuenta que en cada etapa, ha de vivirse lo que ha de vivirse, sin adelantar ni retrasar. Dice el P. Carballo, con razón, que «no se puede pedir lo mismo a un postulante que a un profeso o profesa solemne».

En segundo lugar, «el proceso formativo no consiste en llenar cabezas. El Papa Francisco a esto lo denominó formar monstruos. A veces formamos cabezas enormes, con un corazón raquítico. La consecuencia es un religioso o religiosa sin fe». La formación debe afectar a toda la persona, en este sentido el P. Carballo, señaló gráficamente que debe llegar a «cabeza, inteligencia, corazón, manos y pies…».

Por supuesto debe agilizar la inteligencia. Debo conocer mi familia, su fundador, su historia, pero «lo que aprendamos tiene que pasar por el corazón, sino no nos sirve de nada, terminaremos sabiendo mucho de San Francisco, de Santo Domingo, de Don Bosco, pero sin ser, ni franciscano, ni dominico, ni salesiano…». Y además aseguró: «Los conceptos deben pasar por el corazón para que se conviertan en sentimientos, el corazón es la sede de los sentimientos y eso tiene que pasar por las manos ¿Para qué nos sirven las manos? Pues para la vida» para hacer real y palpable lo que llevo muy adentro. Si no es así, se convierte en una «formación puramente teórica, ¡ése es el drama!». (Seguir leyendo en Vida Religiosa, Junio 2015).