Jesús compara a Dios con un hombre que se marcha de viaje -sin especificar el tiempo- y da a cada empleado -nosotros- unos talentos. Ellos han de invertir los talentos -moneda griega- para obtener como fruto una serie de intereses y dar las ganancias al dueño. Dos de ellos, producen y entregan todo el fruto de su trabajo; no se reservan nada. Otro, conserva el talento y vive al día: es pobre.
Ahora viene la comparación contigo:
¿Te fías de Dios, tu Creador, que te da la vida y las posibilidades para dar fruto? Si te fías de él, puedes producir y colaborar con Él en la transformación del mundo. Si se te ha concedido el don de la alegría serás capaz de sembrar sonrisas; si sabes servir harás la vida hermosa para quien vive contigo; si tienes facilidad para comunicar te relacionarás con todos; si tiene buen gusto serás capaz de ver destacar la belleza de Dios para tus hermanos; y si es el de la gestión serás ecuánime y humano. Por eso, revísate y entrega lo que se te ha dado. Eres rico.
¿Desconfías de Dios y lo consideras un patrón exigente? Seguramente tu vinculación con la fe sea una costumbre fría e infantil. Pactas milagros y velas para no perder mucho en el recorrido de una vida que consideras tuya. Pero ¡ten cuidado! Lo poco que tienes y conservas para ti te puede aislar de los demás y asentarte en la amargura: “al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará”. Te quedas sin nada ni nadie. Eres pobre.
Nuestra riqueza está en que podemos elegir. Otros no han tenido tanta suerte. Y nuestra pobreza se funda en pasar por esta vida sin pena ni gloria.
¡No permitas que se pierda! Entrégala tú, como hacen tantos a tu lado… como hizo Cristo. Aunque sea sólo porque tú no estás tirado por las calles y vagas buscando un lugar donde puedas pasar la noche. Tienes tanto y a tantos… que hoy, Jornada Mundial de la pobreza, has de dar muchas gracias a Dios por tu vida. Y, ojalá, seas capaz de soltar peso y arriesgarte a invertir en amor. Y si quieres ser pobre, que sea de esos que se dejan hacer por Dios para ser a su gusto. Esa es la mayor y mejor inversión.