Ha subido la alimentación en general y, en especial, lo más básico. Y en este vertiginoso cambio de cifras se tambalean nuestras seguridades. Ahora tiene como causa de la guerra o los carburantes. Antes una “burbuja inmobiliaria” o una pandemia. Después será el clima o un invento bancario. El hecho es que comer pan cuesta; cuesta comprarlo y venderlo.
Jesús usó un pan para repartirse. ¿El precio del mismo? No lo sabemos, pero le costó la vida. Por eso es salvador. En la cena hizo el gesto sencillo de partir una hogaza y se fue dando a cada uno de los presentes como lo que era: el maestro, el señor y el servidor.
En estos días la Iglesia recuerda el gesto y pone precio al alimento: un euro, dos, diez… Los cientos de voluntarios de Cáritas recogen para enseñar a amasar pan de múltiples formas y con diferentes manos. Cáritas sabe que ha subido el pan porque lo componen familias que atienden a familias: cada vez más. Cáritas – La Iglesia, sabe lo que cuesta la vida y, en esa sabiduría, nos hacemos más humanos y transparentes.
No buscamos votos ni pactos. Sólo sabemos de pan y Cristo. Pero hemos de denunciar, en esta Jornada de Caridad en torno al PAN, que nuestra sociedad -sin pan- se queda sin fundamento, se pierde. ¡Démosle el otro pan para que se salve!