jueves, 18 abril, 2024

PROPUESTA DE RETIRO

 PARA CELEBRAR LA VIDA EN COMUNIDAD

“Se hizo obediente hasta la muerte”
Lectio Divina sobre Flp 2,1-11

Oración inicial:

Dime Señor, las palabras de vida y de gozo
a través de la boca y la lengua de las Escrituras.
Permíteme escucharlas con oído interior renovado
y cantar tu gloria con la lengua del Espíritu Santo.
Amén.

(Yussef Busnaya, Siria)

I. LECTURA
Texto elegido:

“Así pues, hermanos, si hay una exhortación en nombre de Cristo, un estímulo de amor, una comunión en el Espíritu, una entrañable misericordia, colmen mi alegría, teniendo un mismo sentir, un mismo amor, un mismo ánimo. Nada hagan por ambición, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando a los demás como superiores a uno mismo, sin buscar el propio interés sino el de los demás. Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo:

El cual, siendo de condición divina,
no codició el ser igual a Dios
sino que se vació de sí mismo
tomando condición de esclavo.

Asumiendo semejanza humana
y apareciendo en su porte como hombre,
se rebajó a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó
y le otorgó el Nombre
que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en los cielos, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua confiese
que Cristo Jesús es el SEÑOR
para gloria de Dios Padre.”


1. “Mis queridos filipenses…”

Cuando leemos u oramos con la carta a los Filipenses, estamos en contacto con uno de los primeros escritos de la comunidad cristiana conservados en el canon del NT. Un poco de historia. La ciudad macedónica de Filipos, junto al mar Egeo, se llamaba originariamente Crénides pero recibió el nombre de Filipos en honor del padre de Alejandro Magno. Más tarde, junto a Filipos fueron encontrados y ajusticiados los asesinos de Julio César (Casio y Bruto), por lo cual los romanos honraron la ciudad, le dieron el derecho itálico y la llamaron Colonia Augusta Iulia Philipensium. Pablo, en los años 48-49 elige Filipos como lugar estratégico para la extensión del evangelio en Europa y forja con los filipenses una amistad que lo acompañará toda la vida: le ayudarán en el apostolado y lo asistirán cuando esté en la cárcel. En la romana Filipos no hay sinagoga por lo que la incipiente comunidad se reunirá junto al río, y Pablo les hablará de la verdadera “ciudadanía” que da el evangelio de Jesús.

2. Un himno primitivo de excepcional calidad teológica

La carta a los filipenses, que podemos datar en los años 50-53, a pesar de su brevedad, testimonia la solidez del pensamiento teológico de Pablo pero -lo más curioso en este caso- la excepcional calidad del himno prepaulino con que la comunidad filipense, a sólo tres años de su ingreso en la fe cristiana, confesaba y cantaba su fe en el Redentor, poema cristológico que Pablo utilizó luego como parte de su exposición. En nuestro texto elegido se advierte una parte exhortativa proveniente de Pablo: los vv. 1-5, y una parte doctrinal: los vv.6-11, que forman el himno propiamente tal. En éste vemos un movimiento descendente: vv. 6-8, y otro ascendente, vv. 9-11. El Himno describe la insólita aventura del Hijo de Dios que para realizar la salvación se vacía de su gloria y asume una naturaleza humana como la nuestra, expuesta a la debilidad, al peligro e incluso a la muerte. Este colmo de generosidad es premiado por el Padre Dios que restablece a su Hijo en la gloria original y le da la soberanía sobre todo el universo.

3. El Hijo divino preexistente

El riguroso monoteísmo judío sufre en este punto una modificación sustancial. Algo ha sucedido en el seno de Dios, en su historia inmutable, que no había sido contada antes: tiene un Hijo, eterno y glorioso como Él mismo. La tradición judía había hablado de realidades poderosas que acompañaban a Dios en su acción creadora como la Sabiduría y la Palabra, pero esas vívidas expresiones del AT no describían a una persona propiamente tal. Ahora sí, se trataba de alguien de condición divina como el Padre; por lo mismo, preexistente, lleno de gloria y poder. El autor del himno recuerda la historia de Adán, el primer hombre, cuyo único deseo era ser igual a Dios, ser poseedor de una autonomía ética y creador de su propio destino. Pero Adán se equivocó: se descubrió desnudo, es decir, pobre, necesitado e insolidario (cf. Gn 3). Ahora el Hijo de Dios se desprendía voluntariamente de todos sus privilegios para llevar una vida humana oscura, limitada, sometida a los ritmos propios del crecimiento, el aprendizaje, el dolor, el riesgo, el peligro y, finalmente, una muerte infamante. Esas actitudes de Jesús, el hombre obediente y servidor de sus hermanos, era para Pablo la clave de la vida de los nuevos convertidos a la fe.

4. “Y muerte de Cruz”

Lo que parecía externamente el perfecto fracaso de un exaltado con manías de grandeza apareció en toda su verdad: era la propuesta de Dios a sus hijos de la tierra; el modelo de la vida entregada del Hijo era el modo perfecto y definitivo del encuentro con Dios, y la muerte del Hijo era el signo de su amor extremo (Jn 3,16). En este momento Pablo agrega al conocido himno de los filipenses un detalle que le es familiar: la muerte de Cristo en una cruz como el punto más bajo de ese vaciamiento (kénôsis). Si la muerte parecía ser la última fatiga del hombre, el signo más contundente de la fragilidad humana, la muerte en cruz añadía una visión desastrosa: significaba la maldición del hombre. Moría sin patria, sin familia, sin religión, separado de Dios y sujeto a su cólera. Era, pues, un escándalo reconocer en Jesús crucificado al Mesías ya que un maldito no puede ser puente de comunión con Dios. Sin embargo para Pablo era claro: “Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose él mismo maldición por nosotros” (Ga 3,13), bajó hasta el límite de la descomunión, como efecto de su amor entrañable (Ga 2,20), para arrastrarnos luego a todos en su triunfo.

5. El “nombre sobre todo Nombre”

Para la cultura del cercano oriente el nombre representa a la persona, su condición y su destino. De este modo entendemos la importancia del nombre dado por los padres o impuesto por Dios a sus amigos en el momento de su vocación: Abraham significa “Padre de pueblos”; Moisés significa “Salvado de las aguas”; Elías significa “Mi Dios es el Señor”. Cada persona responde a su nombre con su vida. En el caso de Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva” , advertimos una natural correspondencia entre el personaje y su misión, ya que ese nombre programático le fue dado por el ángel, vale decir, por Dios mismo. Con la resurrección, el Mesías Jesús recibe un nombre nuevo: “Señor” (Kyrios), nombre que hasta ese momento era utilizado primariamente para referirse a Dios. El Mesías Jesús ahora comparte con el Padre Dios el gobierno de la historia y ostenta una autoridad omnímoda sobre las criaturas del cielo, de la tierra y del mundo de los muertos.


II. MEDITACIÓN

Tómate un tiempo de silencio, soledad y medita:

¿Cuáles “sentimientos de Cristo” recomienda el Apóstol Pablo a los filipenses? ¿Qué habrá supuesto para Jesús tomar “condición de esclavo”? ¿En qué debería notarse personal y socialmente el reino universal de Jesús? Reflexiona que te está diciendo el Señor en este momento a través de texto para tu vida, para tu futuro. Elige una de las frases del texto que más te haya gustado, repítela lentamente, afectuosamente, para sacar de ella todo el significado. Ahora puedes compartir con los demás lo que has reflexionado.

III. ORACIÓN

En un clima de piedad comunitaria se hace la Oración de los Fieles:

A través de Jesucristo, Sacramento del encuentro con Dios, acudamos confiadamente al Padre y expongámosle las necesidades del mundo, de la Iglesia y de nuestras propias familias.

-Por la familia humana en su diversidad y belleza, para que vaya descubriéndose como la gran familia amada por el Padre y reconciliada a través de la condescendencia de Jesús, oremos…

-Por la iglesia de Jesús fundada sobre la roca de los apóstoles, para que a través de su vida y obra evangelizadora reproduzca los sentimientos y actitudes de Cristo Jesús, oremos…

-Por el Papa para que el Señor lo ilumine en su tarea de ser “Siervo de los siervos de Dios”, lo mantenga al servicio de su pueblo, oremos…

-Por el país y sus instituciones: el Presidente y sus ministros, magistrados y jueces, grupos partidarios y comunicadores sociales, para que entre todos construyamos una patria unida en la justicia y la fraternidad, oremos…

-Por aquellos que sufren por falta de oportunidades de trabajo, de salud, de educación; por los marginados y enfermos, para que la piedad del Señor sea grande con ellos, oremos…

-Por los que celebramos con gozo la resurrección de Jesús para que este evento salvador nos renueve en la fe, nos dé originalidad apostólica y generosidad en su seguimiento, oremos…

Unamos nuestra oración a la Jesús: Padre nuestro…


IV. CONTEMPLACIÓN-COMPROMISO

En un momento de silencio hacemos los compromisos necesarios para actuar en la vida la palabra que hemos leído, meditado y contemplado en comunidad. ¿Qué debe cambiar en mí-nosotros para que esta recomendación de Pablo y el ejemplo de Jesús, el Servidor de todos, sea vida nueva para la comunidad?

 

 


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