miércoles, 24 abril, 2024

NUEVO NÚMERO MONOGRÁFICO DE VR

Lo importante es “cenar” juntos

LAS ETAPAS DE LA VIDA

Un buen amigo que anda por esas edades intermedias, me hizo llegar un relato de humor que corre por la red. Me he sonreído y me ha hecho pensar. Dice que: «Un grupo de amigas de cuarenta años se encuentran para elegir el sitio donde van a cenar todas juntas. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante Alemán de Sope porque los camareros están estupendos. Diez años después, las mismas amigas, ya de cincuenta, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante Alemán de Sope, porque el menú es muy bueno y hay una magnífica carta de vinos. Diez años después, las mismas amigas, ya con sesenta, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante Alemán de Sope, porque es un sitio tranquilo, sin ruidos y tiene salón para no fumadores. Diez años después, las mismas amigas, con setenta años, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante Alemán de Sope, porque el restaurante tiene acceso para minusválidos e incluso hay ascensor. Diez años después, las mismas amigas, ya octogenarias, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante Alemán de Sope, y todas coinciden en que es una gran idea porque nunca han cenado allí…» Me reconocerán que salvando la caricatura, tiene su parte verosímil.
En la vida hay un tiempo para todo y en teoría lo entendemos. Lo verdaderamente difícil es llegar a vivir intensamente cada tiempo. Evidentemente las necesidades son bien distintas a los 30, a los 50, a los 70 o a los 80. Como son diferentes las posibilidades, intereses y percepción de las cosas. Sin embargo solemos ofrecernos las mismas propuestas con la intención de que cada uno se acomode o sirva. El resultado es elocuente. Una buena parte de los religiosos y religiosas en etapas intermedias vive conectado a una realidad profesional de vértigo y bastante desconectado de una vida comunitaria que interpreta como un añadido a «su vivir» y que procede de otra época. No se ha perdido el sueño de la comunidad, pero hay bastantes hermanos y hermanas que experimentan un despertar del mismo poco entusiasmante.
Abordar las etapas de la vida en la consagración religiosa tiene su entidad. Si no se atiende y entiende, las personas no son capaces de vivir la experiencia como don y lógicamente se hacen incapaces de transmitirla como posibilidad para otros.
Hace tiempo que somos testigos de cómo algunas iniciativas nacidas con buena intención, se quedan reducidas a un ejercicio de voluntarismo que subraya la unidad aparente. Sin embargo, en el siglo XXI, las personas no protestan, sencillamente se callan y no se adhieren. Ciertamente tiene su parte negativa, en tanto se afirma lo subjetivo por encima de lo fraterno; pero tiene su parte, muy positiva, en cuanto nos obliga a pensar las herramientas necesarias y útiles para la persona que hoy encarna la vida consagrada que no es igual que la de ayer, ni mucho menos, la de antes de ayer. Cada uno de nosotros, aparentemente él mismo, va creciendo y albergando logros, experiencias, preguntas sin respuestas que le hacen distinto en cada momento de su historia. Una comunidad, como una provincia o una congregación es un organismo vivo y, como tal, necesita, en cada tiempo y para cada persona respuestas llenas de vida. Aceptando, eso sí, que el modo de asumirlas sea distinto, acorde con el ciclo vital, pero no divergente.
El sentido de pertenencia de la institución hacia la persona y de la persona hacia la institución es necesario, pero no unívoco. Aunque esto nos cuestione o duela. Este es uno de los núcleos en los cuales el liderazgo de las familias religiosas se ha de expresar con claridad. Si hay visión se entenderán los peros, sin anatematizarlos. Se acompañarán y escucharán. Porque la verdadera misión de quien gobierna es la comprensión, la consolación y el ánimo. Con las armas invencibles de la persuasión y el ejemplo; el testimonio espiritual y la cercanía… Esos son valores fácilmente comprensibles en el fuego de los primeros años; el posible escepticismo de la edad media; y aquel cansancio que pueda brotar en el atardecer.
Como en tantos aspectos cruciales de la vida consagrada, las etapas de la vida, sobre todo ahora donde faltan generaciones puente, es el primer analogado de una correcta revitalización. Es una tarea difícil. Faltan líderes que, como en el chiste, por distintas razones, nos conmuevan a todos a cenar juntos.

Luis Alberto Gonzalo Díez, CMF. Director

SUMARIO

La configuración social de las etapas de la vida, Jesús Sastre
Elías, un profeta en busca de su nombre, Dolores Aleixandre
El itinerario personal y espiritual del profeta Jonás, Carmen Román
La sabiduría de la vida en los libros sapienciales de la Biblia, María Claustre Solé
Las etapas de la vida de Jesús, , Bonifacio Fernández
La adultez media. José Manuel Acal
La adultez tardía, Bruno Secondin
El crecimiento personal y los consejos evangélicos, Alvaro Rodríguez
La fraternidad como fuerza de crecimiento, Gladys-Leonor Velandia
La misión como fuente de crecimiento espiritual, Elias Royón
Testimonios, Eduardo Zamarro, Justino Ruiz, Rosa Chao,Gregorio Iriarte,
Índices
 

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