Las cosas han cambiado. Y han cambiado mucho. No basta con constatar, hay que responder. Poco a poco se va haciendo «viral» en la vida religiosa que hemos de encontrar otros modos de organizarnos y de decirnos, no solo qué nos pasa, sino de encontrar las respuestas adecuadas que den salida y liberen la creatividad silenciada. La fórmula tradicional de los capítulos, que es la expresión más clara de nuestra sinodalidad, también parece estar agotada. Caminamos hacia la constitución de asambleas donde todas las palabras se escuchen, y no solo las que más alto suenan. Es tiempo de atención a las minorías y no solo las mayorías que arrollan no siempre por razones evangélicas. El vértigo del poder, por pequeño que sea, siempre acecha… y los resultados de vencedores y vencidos, nos deja un paisaje de comunidades profundamente heridas.
La Revista Vida Religiosa y el Equipo de Dinamización Comunitaria ha realizado una reflexión al respecto. Fruto de ella, ha sido pedirle a un grupo de personas que conocen las instituciones y el gobierno una nueva reflexión sobre los capítulos. ¿Qué capítulos? ¿Para qué? ¿Qué contenidos?¿Cómo lograr la participación e integración de todos?¿Documento sí o documento no? ¿Cómo pasar de los datos o información a una etapa nueva de emoción?¿Están sirviendo los capítulos para levantar la mirada o están manifestando una enfermedad más profunda?
Sobre estos y otros aspectos reflexionan en un número especial de Vida Religiosa: Luis A. Gonzalo Díez, Director de la Revista Vida Religiosa; Mª Rita Calvo Sanz, Superiora General de la Compañía de María; María Dolores Ruiz Pérez, Inspectora Provincial de las Salesianas de Andalucía; Pedro Belderrain, Superior Provincial de los Misioneros Claretianos de Santiago; Aquilino Bocos Merino, Ex superior general de los Claretianos y Pedro Aguado, Superior General de los Escolapios.
