martes, 16 abril, 2024

MÁS QUE UNA FOTO

Gloria-Luz-PatiñoGloria Luz Patiño Guamán, fma. Presidenta de la CRP, (Perú)

«Los jóvenes nos dicen, no nos tengáis miedo»

Procede de una ciudad que está a 3.200 m de altitud, Huancayo (Perú). A esa altura las personas trabajan incansablemente la tierra y ella devuelve generosamente su fruto. Es, según nos dice, la mayor herencia que ha recibido. Gloria Luz se acercó a las salesianas para aprender a tocar la guitarra pero poco a poco se enamoró del carisma de la juventud. Esta peruana tiene una mirada «global» y está en búsqueda por eso hace posible el camino de la vida religiosa para este presente. Su expresión frágil, serena y equilibrada nos habla de una vida configurada al ritmo del discipulado. Tiene experiencia internacional y su misión ha estado centrada en la formación por eso sabe que solo se llegará a la comunión desde la pluralidad. Ahora es Presidenta de CONFER Perú e Inspectora Salesiana.

Díganos para empezar ¿Cuál es su percepción de la vida religiosa en el Perú?

Se puede decir que la presencia de la vida religiosa en el Perú es bastante numerosa y está en las tres zonas que configuran el país: costa, selva y ceja de selva. Nuestra presencia se caracteriza por una integración en los lugares más alejados, donde muchas veces, somos el único signo de Iglesia; donde no llega la «institución».

La vida religiosa, en Perú, después del Concilio Vaticano II, hizo una opción por estar entre los más pobres y creo que actualmente esto se mantiene vivo. Todavía la tensión de la vida religiosa en Perú es no instalarse, sino permanecer inquieta en la búsqueda de caminos de revitalización…

Es verdad que también hay sombras, abusamos, por ejemplo, de muchos discursos pero quizás falten gestos más concretos, no tanto de inserción, sino de una nueva respuesta hacia las pobrezas actuales.

¿Cuáles serían las pobrezas actuales?

Detectamos muchas, por ejemplo, todo el mundo de las jóvenes en situación de trata. Si bien es cierto que hay pequeños esfuerzos e iniciativas constatamos que todavía es un campo en el que da miedo entrar. Concretamente con las jóvenes en «trata» están trabajando las Hermanas del Buen Pastor y están organizando la red para que otras congregaciones puedan entrar y se pueda trabajar a nivel intercongregacional. Este campo representa un gran reto para toda la vida religiosa.

Otra pobreza que detectamos es todo lo que significan los medios de comunicación, el mundo digital y el cómo vivir la vida consagrada desde ellos. Es todo un reto, un desafío que tiene que superar el dilema entre el miedo y el abuso. Es necesario que la vida religiosa sepa posicionarse en estos medios y, también, encontrar caminos de evangelización dentro de esta realidad que no conviene obviar. Sería interesante aprovechar todas las capacidades que nos da la red para la evangelización y también que el religioso tenga criterios para ubicarse en relación con la red. No hay que tener miedo o ver la red como un «demonio» pero tampoco echarnos en sus brazos sin más.

Además, en Perú, tenemos el gran reto de aglutinar las diferentes formas de expresión de la vida religiosa. No es una vida religiosa homogénea. Hay quien nos califica de conservadores, de cuidar en exceso las tradiciones, o si se quiere, de quedarnos en una rigidez de formas. No es así, existe una vida religiosa que está buscando nuevos caminos de discernimiento y expresión.

Es verdad que tenemos una historia en el Perú que quizás nos ha marcado o esté condicionando la integración de la comunión en la diversidad, por eso, desde esta institución, que es CONFER, estamos invitando a todas las congregaciones religiosas para que sientan que es su casa y para que, entre todos, podamos dar pasos hacia una verdadera comunión que respeta las diferencias pero que crece en el diálogo. Creo que lo importante es que nos ofrezcamos signos de encuentro, más que abusar de palabras sin vida.

Habla de la necesaria comunión «ad intra» de la vida religiosa, pero díganos ¿cómo es la relación con los pastores?

Tengo que reconocer que desde la Conferencia Episcopal Peruana –en este momento presidida por Salvador Piñeiros– tenemos muy buena relación. Hay diálogo, participación conjunta y un gran deseo de comunión. Prueba de ello es que estamos preparando la IX Semana Teológica conjuntamente, la Conferencia Episcopal y la CONFER. Pero, evidentemente, en este caminar se necesita aún más diálogo, más sentarse a hablar, conocernos, escucharnos sin prejuicios, ni historias pasadas…

Pienso, que desde el Evangelio, nos podemos encontrar, si todos miramos a Cristo. Aunque tengamos criterios diferentes o lleguemos por distintos caminos, el punto de llegada es el mismo para todos. Por tanto, desde ahí y, solo desde ahí, es posible y real la comunión que necesita la misión evangelizadora. En definitiva, todos necesitamos obedecer a la misión que es quien nos aglutina y posee. (Seguir leyendo en VR, Junio 2015). suscripciones@vidareligiosa.es

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