martes, 23 abril, 2024

¿Tiene la vida religiosa compensada la tensión?

La tensión es un buen indicador de cómo anda el organismo. Dicen los médicos que predominan los hipertensos… ¡ Ya se sabe, la combinación de determinados alimentos, con ritmos de vida acelerados no es lo mejor…!
Me pregunto cómo anda de tensión la vida religiosa. No me refiero a ciertos indicadores de precipitación y nervios… Estoy aludiendo, más bien, a la tensión que sostiene la opción. La energía que dinamiza la acción y la decisión; la oblación y la comunión. Algo así como la razón profunda por la que hacemos las cosas.
Esta opción de vida necesita tensión. Sin ella, sencillamente no es. Pero cuando la tensión es excesiva, cuando se pierde la capacidad para lo gratuito y para el signo, se convierte en obsesión. Y de nuevo, estamos ante un problema porque lo único que se procura es la supervivencia, salvar la situación y salir adelante… Actitudes vitales que están muy lejos de la vida consagrada.
Siempre me ha llamado la atención cómo la suma de debilidades consigue hacer posible una gran fortaleza. El gran mensaje de la vida religiosa testimoniando una presencia en gratuidad y donación, se construye gracias a un buen número de hombres y mujeres que diariamente se niegan a hacer uso de sus posibilidades y derechos; gracias a sus silencios y gestos callados. En medio de los ambientes más difíciles o anodinos; lejos de los focos de interés o donde se da la noticia; fuera de los ámbitos de las grandes decisiones, se construye mucha profecía en la normalidad. Es bueno darse cuenta. Como es necesario reconocer que también hay evidentes indicadores de problemas con la tensión. Actitudes hipotensas e hipertensas vagan con o sin sentido por el país de la vida religiosa.
Estamos ante un asunto delicado porque no se resuelve con la misma medicación para todos. En una comunidad hay personas que han perdido tensión; otras con ella descompensada y algunas, al borde de la ruptura interior.
Diríamos que la hipotensión es la tentación de caminar hacia mínimos. Se manifiesta en un cierto escepticismo, se lee pero no se integra porque nada puede cambiar. Es hipotensa nuestra actitud cuando el cálculo prima sobre la bienaventuranza. Se trata de una dependencia valiosa porque tiene garantizado el bajo consumo, pero no se llega a iluminar. Se está en todo, pero no se puede esperar nada, sencillamente porque la razón primera es consumir poco y, claro, así se vive poco. Es una forma de huída en la que terminas quedándote, sin más.
La hipertensión es más frecuente y más peligrosa. Casi todas las situaciones irreversibles suelen tener en ella su raíz. Es una forma de huír que termina llevándote. Probablemente, la podamos disfrazar de responsabilidad, porque su motor primero es la acción. Se trata de estar en todo, de contarlo todo y que te cuenten en todo. Es la ventana a nuestro tiempo, es el ejemplo más claro de una vida religiosa cuyo afán primero es aparecer. La hipertensión necesita, como el comer, la pasarela y la exhibición, pero también momentos de confidencialidad donde uno pueda hablar de sí mismo y confesar lo cansado que está y lo mucho que trabaja.
Hipotensión e hipertensión no se curan con “paños calientes” ni con parches, necesita una doble terapia en dosis altas. Una combinación de espiritualidad y comunión, puede refrescar la gratuidad que es el mejor antídoto cuando la tensión se descompensa. La cuestión no es baladí, es tan urgente la misión que se hace imprescindible que los hombres y mujeres que abracen la vida religiosa tengan la tensión en su sitio…
¡Ah! Es tiempo de verano, de asambleas, reuniones y capítulos… Por si alguien duda, no son en sí solución para el equilibrio… A no ser que se haga algún ejercicio: abordar la tensión de frente, poner la mano en el pecho y tiempo prolongado de providencia y comunión.

ÍNDICE
Hasta la cocina, Daniel Izuzquiza
Teología de la fraternidad, Manuel A. Teixeira
Presencia evangelizadora de la vida religiosa en el ámbito de la salud, Joaquim Erra
Más allá de la indignación, José Miguel Núñez
ADN de profetas, Marta García
Retiro: Una nueva creación en Cristo, Fernando Negro
Administración y planificación. Fondos y previsión a medio y largo plazo (II), Fernando Torres
Obediencia «activa y responsable» en el discernimiento, Jesús Espeja
Misteriosa transparencia, José Cristo Rey García
La vida consagrada en América Latina y el Caribe: vida y misión. 79ª Asamblea de la USG, Fernando Torre
Recrear la hospitalidad, Leontine J. Ngo Mbock
El mes en titulares
Lecturas recomendadas, Francisco J. Caballero
Regalarnos una tarde,
Mariola López

Print Friendly, PDF & Email
- Advertisment -

DEBERÍAS LEER

VIENTO DE LIBERTAD

0
Juan Carlos Martos, cmf Tras haber meditado sobre la fe, la esperanza y la caridad, el retiro de abril trata de la libertad de quienes...

Síguenos en Twitter