En este tiempo he aprendido que el amor no hay que darlo por supuesto, que es una elección que necesitamos hacer cada día, y tejer en lo concreto, allí donde estamos y allá donde vamos: “quiero querer a las personas con las que me toca vivir” (y, en medio de nuestras torpezas, no dejar una y otra vez de intentarlo). Una compañera me contaba estos días la historia de Doña Rosita, con una vida entrada en años tenía que aceptar ir a una residencia; le costaba mucho pero era lo que tocaba. Nada más entrar al edificio, aún sin verlo, iba valorando y agradeciendo todo lo que veía y, cuando está delante de la puerta cerrada de la que iba a ser su habitación, ella dice: “que vistas tan bonitas se ven desde la ventana”. Sorprendido el celador le pregunta: “¿Es que usted ya ha estado aquí?, ¿conoce su cuarto? Y ella dice: “no, pero quiero que me guste”… Una disposición favorable es mucho. Después del verano para algunos vendrá un tiempo de cambios, sea lo que sea que nos toque vivir, es bueno desear que nos guste.
DE DESPEDIDAS Y DISPOSICIONES
DEBERÍAS LEER
Todo lo que no se da, se pierde
Hay un proverbio indio que dice que: “Todo lo que no se da, se pierde”. Recuerdo que se me quedó grabado hace unos años...